martes, 31 de enero de 2012

Und dich?

Tuve miedo a amar. Miedo a amarte más que a mí misma. Ya sabes que temo más que a nada que alguien me llegue a conocer de verdad, con mis puntos débiles incluidos para usarlos contra mí. Por eso me sentí aterrorizada cuando entraste en mi vida con ese huracán de emociones, tan fácil te asentaste en mi alma y extrajiste todos mis secretos. No tardaste en conocerme de cabo a rabo, a predecir mis reacciones, cosa que nadie jamás había logrado hacer. Apenas tardaste en enamorarme, en demostrarme que mi corazón también podía amar.
Pero cuando estaba en la cumbre de toda felicidad me asusté de la horrible distancia que me separaba del suelo, y tropecé, cayendo sin pausa y sola hacia el fondo del abismo, sin dejarte que me dieses la mano para sujetarme. No, te aparté de mi vida, me estrellé contra el suelo y me volví insensible. 
Me levanté de nuevo, sí, y mientras tú me suplicabas que te dejase ayudarme hice oídos sordos a tus gritos, y continué mi camino por mi cuenta. Me recuperé. Mis huesos rotos dejaron de estarlo, mi magullado corazón volvió a latir para ti, mi antiguo yo murió en aquella caída y sólo quedó esta nueva versión de mí, mucho más segura de mí misma, mucho más sabia, mucho más capacitada. 
Y vuelves a formar parte de mi mundo, ahora sin peros ni miedos. 

lunes, 30 de enero de 2012

Hell awaits me.

Para nada me autodeclararía ganadora. La necesidad de reafirmarse lo obvio sólo es para los débiles. Soy consciente del inmenso calibre de la competición que se aproxima a la velocidad de la luz. Pronto comenzaremos a sudar por las noches, sin ser capaces de dormir, a respirar con dificultad cada vez que recordamos en dónde nos hemos metido, a sentir esa emoción inigualable que te proporciona la esperanza. Una enumeración de tantas y tan variadas sensaciones no puede transmitir todo lo que debería, pero más o menos describe lo esencial.
Ahora se mezcla el estrés del curso, de tu futuro, de tus sueños, de tus expectativas y de las expectativas que posan sobre ti, de tus ganas de vivir y tu sentido de la obligación a ser responsable.
Por eso decido rezumar por todos y cada uno de los poros de mi cuerpo seguridad que me flaqueará a veces y sobrará en otras, para tener la fuerza necesaria y afrontar estos próximos tres meses de mi vida, que decidirán un rumbo u otro de ella. Para poder afrontar con firmeza y salir airosa del infierno que me espera.


"El talento no sirve para nada; hay demasiado talento por todas partes. Lo esencial es trabajar."  
Charles Chaplin. 

jueves, 26 de enero de 2012

Here we go again.

Es difícil entenderme, créeme: lo sé. Soy el tipo de persona que encaja en cualquier lugar; no importa dónde me eches, siempre flotaré. El caso es que aunque encaje en cualquier lugar, aunque no me lleve especialmente mal con nadie, aunque soy feliz tal y como soy, no pertenezco tampoco a ningún lugar en concreto. No tengo amigos como los de todo el mundo, mi mejor amigo es la persona que me ha amado durante dos años, y a quién seguiré amando durante el máximo tiempo posible; pero a parte de él, ¿quién se preocupa por saber cuándo sufro?
Apuesto a que nadie se creería que en este mismo momento mi vida se cae a trozos, que estoy luchando contra vientos y mareas por recomponer las piezas que me arrebatan, que vuelco todo lo que soy en tantas y tan diversas actividades para evitar pensar en mi dolor. Apuesto a que todos se tragan esa actitud despreocupada e ingenua, esa sonrisa imborrable de mi rostro que se esfuerza tanto por ocultar toda esa oscuridad que a veces olvido que es falsa. Odio parecer débil, porque soy de todo menos eso; así que simplemente me engaño incluso a mí misma tanto que acabo creyendo que no me duele de verdad. ¿No dicen siempre que si finges algo el tiempo suficiente acaba cumpliéndose?
Sí, el dolor ajeno suele sernos demasiado lejano, demasiado intangible como para pararnos dos veces a pensar en él. Y, en mi caso, prefiero que sea así. Prefiero tragarme el dolor, aunque me haga heridas en la garganta, a soportar el inacabable parloteo de chicas que lloran cuando el chico que conocieron la noche anterior les da calabazas, o de chicos que no dejan de alardear cuántos kilos levantarán esa tarde en el gimnasio.
No me contéis vuestros problemas, y yo no os contaré los míos.
Supongo que por eso no termino de encontrar mi lugar. No vivo en el mismo mundo que la mayoría de la gente.

miércoles, 18 de enero de 2012

Para todos los colores.

Nadie me había tratado así jamás. Me sentí humillada y estúpida. ¿Qué has de hacer cuando lo has dado todo por una persona a la que amabas y ésta te traiciona como si no valieras más que una mascota?
Miles de excusas, confusión, agobio, típicos salvavidas que un cobarde le dice a alguien como yo, sin miedo y sin dudas. Por un momento creí que iba a morirme, al segundo no estaba segura de si podría controlar la mano que luchaba por estrellarse en tu engreída cara, y finalmente, sentí un vacío de indiferencia.
Lo cierto es que lo esperé desde el primer momento, y supongo que no es tu culpa, es la mía por ser tan ingenua y haberme fiado de ti.
Pero tranquilo, jamás volverá a pasar.