jueves, 24 de febrero de 2011

C.W.

¿Y si cayera? ¿Y si gritara?
¿Me oiría alguien detrás de las paredes de este castillo?
Me da miedo tropezar y encontrarme sola en el suelo.
Tengo pánico al dolor, pero aún más a la soledad.
No quiero despertar fría e inhumana día tras día.
No quiero que crean que lo tengo todo, que soy feliz, que nadie puede dañarme; quiero que me ayuden a que así sea.
Quiero compartir mi felicidad y tristeza con ellos, con mis amigos, mi familia, mi vida. No deseo nada más en este mundo que derribar estas paredes insalvables que me separan de ellos, y que lo hagamos juntos, de la mano, apoyándonos unos en otros, como una gran bomba.
Nadie sabrá si estoy sola, si estoy loca, cuerda, feliz, deprimida; nadie lo sabrá si no lo saben ellos primero.
Pero para eso, necesito una compenetración sobrenatural con ellos, y para eso, necesito que atraviesen el muro, y para eso, necesita derribarse.
Por ello sigo aquí; porque es un círculo vicioso del que no hay salida.

lunes, 21 de febrero de 2011

"Te quiero"

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.

Luis Cernuda.

viernes, 18 de febrero de 2011

Venid.

Venid, aquellos que afirmáis que la vida no ha sido dura conmigo para mostraros las cicatrices que surcan mi piel y mi alma, aún sin sanar.
Venid, tomaros un segundo para estudiarme con detenimiento y después comprender que la única manera de soportar ciertos dolores es fingiendo.
Venid, reflexionad sobre vuestros susurros a mi espalda, sobre vuestras risas ante mi aparente ingenuidad y daos cuenta de que vosotros sois mis presas. Os estudio, os analizo, encuentro vuestros puntos débiles y me burlo de vuestra inseguridad.
Me alimento a base de vosotros, incremento mi fuerza con vuestra debilidad, refuerzo mi coraza con vuestros ataques, y me defiendo con mayor saña de vosotros.
¿Mejor que yo, dices?
Tú no sabrías sobrevivir ni dos días sin observar tu "bonita" cara en un espejo. No sabes ver con los ojos del corazón, no sabes darle alas a quien eres.
Y todo esto te lo dice alguien que admite que no sabe vivir; improvisa.

viernes, 11 de febrero de 2011

Saint Valentine's Day.

Poco a poco se acerca ese día.
Catorce de febrero, el temido San Valentín.
Para algunas personas no es más que un día, para otras, aprovechan para recordarle a esa persona especial lo mucho que la necesitan; otros esperan con impaciencia que quien tiene su corazón se acerque a entregarle el suyo.
Para mí, tiene un significado distinto.
Creo en el amor, no en el eterno, pero estoy convencida de que puedes llegar a amar a alguien de forma irremediablemente pura.
No siempre se hace así, de todas formas.
Hay amores egoístas, mezquinos, que hacen más daño que bien. Hay amores sencillos, pasajeros, no te llenan ni satisfacen.
Para mí, el día de San Valentín significa poder demostrarle a mi persona especial lo mucho que le amo. No se trata de decírselo, si no de compartir todo nuestro mundo en una mirada, una sonrisa, un beso. Se trata de absorber todos y cada uno de los gestos y detalles de esa persona, de amar las arrugas en la comisura de sus labios al sonreír, y también las que le salen en los ojos.
Es gritarle sin necesidad de palabras a esa persona que la amas.
No tenerle miedo a vivir, si está a tu lado.
No tener miedo a caer; sabes que te recogerá.
Para mí, el día de San Valentín significa amar, y ser amado.

jueves, 3 de febrero de 2011

Last Goodbye.

Me debato entre la inconsciencia y la lucidez. Lucho contra mis pesados párpados que me harán caer de nuevo en aquella oscuridad que tanto temía.
-Tengo miedo, no quiero caer.-susurré.
Alguien me apretó la mano, y me susurró al oído que era muy valiente.
No quería ser valiente. Quería correr de nuevo por la playa, saborear el chocolate de los helados, quería terminar los estudios, tener un trabajo, una familia, un perro, un coche, una casa, pagar una hipoteca, ver como crecen mis hijos, envejecer junto a mi marido y morir a los noventa años.
No ahora.
No quería morir a los quince años. No quería ser un suspiro en las vidas de todas aquellas personas a las que amé mientras vivía, mientras que ellos habían sido mi vida entera.
No quería sentir como se escapaba la vitalidad cada vez que expiraba. Odiaba pensar que cada vez que me dormía podría ser la última en despertar.
Suspiré.
Cerré los ojos y dejé que la debilidad se extendiera por mi cuerpo.
Escuché a alguien llorar, pero no tenía fuerzas para abrir los ojos y consolarle.
Te quiero, pensé. A ti, al mundo, a mi familia, a mis amigos, a la vida.
Me embargó un extraño sentimiento de calma mientras la leucemia terminaba su trabajo en mi cuerpo y me corroía hasta la muerte.
"Adiós, mundo." pensé con cansancio, "Me alegro de haber nacido."