domingo, 2 de enero de 2011

Destiny, destiny.

Extraños sucesos que ocurren de manera que parecen planeados por el destino.
Para algunos no son más que coincidencias.
Personalmente, creo en el destino.
Cometemos errores, hacemos daño, mejoramos, perfeccionamos y poco a poco, nos moldeamos.
He aprendido que siempre viene algo bueno después de algo malo.
Que el odio y el amor van cogidos de la mano y son amigos, no se atacan.
Gustosamente admito que me he equivocado en demasiadas ocasiones, y lo admito con la cabeza alta y sin sonrojarme.
No me da miedo caer, sé que siempre lograré levantarme.
Me he dado cuenta de que no hay nadie realmente verdadero.
Todo el mundo esconde algo; y aunque eso no sea malo, no dejamos que nos conozcan del todo.
Quizás para protegernos del mundo, quizás para hacernos los interesantes.
Sé que yo lo hago para que nadie me vuelva a hacer daño.
Después de caer cuatro veces con prácticamente la misma piedra, me recreo.
Así que, como un glorioso canto a la libertad, reclamo la felicidad que me pertenece por derecho, por el derecho de haber nacido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario