viernes, 26 de noviembre de 2010

Lo siento.

Me llevo una mano al vientre ahora inerte.
Evito llorar, porque eso no servirá de nada.
Pienso en lo lleno de vida que había estado hasta hacía unos escasos días. Podría haber sido niño, niña, gemelos, mellizos, ¡no importaba!
Los hubiera querido a todos.
Los hubiera esperado con los brazos abiertos y les hubiera dado mi calor y consolado de su llanto infantil.
Pero cometí un error, un inmenso error, y dejé que esa vida se evaporara de mí.
Ahora me siento vacía.
Por las noches no puedo dormirme sin antes imaginar cómo hubiera sido poder cogerte en brazos una vez, poder mirarte a los ojos y saber de qué color los hubieras tenido, saber si tendrías el pelo rizado o liso, rubio o negro como el azabache.
Me gustaría morirme al recordar esa terrible sensación que sentí cuando te revolviste en mi vientre mientras morías.
Quiero llorar, gritar, destrozar.
Pero sólo puedo quedarme aquí, inmóvil, mirando por la ventana y el enorme vacío que se abre bajo mis pies.
Si pudiera pedir un deseo, desearía entregar mi vida por la tuya.
Pero con este salto, pagaré esa deuda.

2 comentarios:

  1. Hola, me encanta tu blog :D
    Te sigo me sigues?
    http://foreveryoung124.blogspot.com/
    Un besito!

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que te guste! :)
    Me gustaría seguirte, pero no aparece como hacerlo!
    si me lo explicas, lo haré :)
    Un beso!

    ResponderEliminar