jueves, 3 de febrero de 2011

Last Goodbye.

Me debato entre la inconsciencia y la lucidez. Lucho contra mis pesados párpados que me harán caer de nuevo en aquella oscuridad que tanto temía.
-Tengo miedo, no quiero caer.-susurré.
Alguien me apretó la mano, y me susurró al oído que era muy valiente.
No quería ser valiente. Quería correr de nuevo por la playa, saborear el chocolate de los helados, quería terminar los estudios, tener un trabajo, una familia, un perro, un coche, una casa, pagar una hipoteca, ver como crecen mis hijos, envejecer junto a mi marido y morir a los noventa años.
No ahora.
No quería morir a los quince años. No quería ser un suspiro en las vidas de todas aquellas personas a las que amé mientras vivía, mientras que ellos habían sido mi vida entera.
No quería sentir como se escapaba la vitalidad cada vez que expiraba. Odiaba pensar que cada vez que me dormía podría ser la última en despertar.
Suspiré.
Cerré los ojos y dejé que la debilidad se extendiera por mi cuerpo.
Escuché a alguien llorar, pero no tenía fuerzas para abrir los ojos y consolarle.
Te quiero, pensé. A ti, al mundo, a mi familia, a mis amigos, a la vida.
Me embargó un extraño sentimiento de calma mientras la leucemia terminaba su trabajo en mi cuerpo y me corroía hasta la muerte.
"Adiós, mundo." pensé con cansancio, "Me alegro de haber nacido."

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